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Katalog „Karl-Heinz Jeiter -
Zeichnungen/Dibujos“, Toledo (E) 2003
Übersetzung ins spanische: Susanna
Manilla-Kopatz
DIBUJOS PINTADOS - PINTURA DIBUJADA
Al pricipio está el punto: se lo crea con el primer roce
des lápiz con el papel. El dibujante sigue moviendo su lápiz sobre el
portadador del medio, creando asií la línea. La línea trazada en movimiento
crea una superficie. Punto, -línea, -superficie, son los elementos básicos
de un dibujo: detrás de todo ello se encuentra el movimiento en el espacio
y el a su vez es dominado por el factor "tiempo". Con la obra
de Karl-Heinz Jeiter se permite estudiar todo ello ejemplarmente.
Cuando se habla de la "pintura" en vez del dibujo
es porque lo que censura acentúa la característica básica de la obra
del pintor. Grafito en distinta gradación, lapiz de color - éstos todos
son utensilios que el dibujante aplica, creando así obras que adquieren
una clidad plástica.
Para ello, el dibujo fue durante much tiempo imposibilitado
en su emacipación en relación al arte plástico. En la historia del arte
nos encontrámos con el dibujo como un estudio previo, como un experimento
o composición de bosquejo el cual, a pesar de su maestría - siempre
so quedaría con su estatus de "incompleto", de interino dentro
de un proceso de esclarecimiento visual. El dibuio en lo plástico, se
basa como una nota escriptual y una línea fijada o a lo mejor modelada
por una clara esgrafía. El dibujo da significancia a lo visto, lo conocido,
dejando al espacio para la importancia, para la revisión plástica. El
resultado artístico y su última validèz, se encontrará en su traspaso
a la pintura al óleo, al fresco o a su vez en la escultura. El dibujante
dedica la disposición immediata des papel, como también a la trans-lucidéz
de su estructura superficial. Esto implica un medio muy delicado y frágil.
El papel puede amarillarse, es suceptible a la humedad, puende arrugarse
o romperse fácimente. La solidéz de un lienzo fondeado y varnizado de
un cuadro listo acentúa por el contrario bajo todo punto de vista técnico
la reivindicación de la misma en su supervivencia.
Considerando el primer término de la obra de Jeiter, so puede dcir que
todos estos rasgos característicos nombrados están en oposición al dibujo.
Compacto en su composición y realización, obtiene la aureola de un resultado
sin duda. La esgrafia domina la superficie entera, colmándola con completa
satisfacción. El curso evolutivo se une irrevocablemente a la concepción
de su formato. Nada que so pudiese tocar, experimentar, se adhiere más
al trato virtuoso con el medio des dibujo. El carácter rápido de la
descripción de un bosquejo deja de tener su importancia en el papel
como transportador en cuanto Jeiter lo fija con presición
sobre la tabla de tamaño monumental y bajo su caballete
que a ratos se lamenta. En éste
susodicho caballete logra Jeiter con sus utensilios de dibujo, pintura
que en lo siguiente mayormente se interpreta de manera asociativa. Se
cree reconocer capas geológicas interpre-tadas como llamando la atención
a una evolución histórica coherente.
Todo lo anteriomente nombado es en primer término un punto
de vista. La obra di Jeiter exige que el observador abandone una forma
visual de la apreciación que incita y resaltar lo asociativo a favor
de una perceptividad diferenciada, como los impulsos visuales que le
siguen y que interpreta la vista abordando ésta observación. En el sentido
de la palabra, el observador debe confiar en su visión que lo lievará
a experimantar las escalas cromáticas de los tonos como se los aprecia
en la densidad de las diversas estratificaciones. Se perciben vestigion
similares en un frottage y queda la incógnita de si se trata de impresiones
de fondo o de una estructura oculta, cargada. De esta manera queda el
observador unido a la realidad del proceso laboral, materialidad y la
sensibilidad del artista. Los trabajos de Jeiter siempre nos acercan
a la sospecha de que más ocultan que dejan ver. La superposición, al
mismo tiempo que la establecida importancia de los colores, hacen sospechar
que algo se encuentra debajo, detrás, ésto a pesar de no estar visible
y que conforman una magnitud impresionante en la perceptividad. Un presentimiento
tan pasajero como en el presente del artista mismo en su obra, destaca
el movimiento de trazado espontáneo para luego ser absorbido con el
contrastante juego de la adicón de líneas y estructuras de superficie.
Aqui es donde se posciona un gesto de escasos acentos, indicando claramente
sobre el "Genre" con el que tenemos que ver - por cierto el
del dibujo, aunque en forma de pintura.
Completando en relación a lo último, debe hacerse constar
que ello existe verdaderamente: el bosquejo previo a la pintura. Como
un trabajador extremandamente desciplinado, Jeiter toma nota diariamente
de sus ideas para la obra en forma de composición de bosquejos de pequeño
formato, de los cuales se hará una selección posterior para luego ser
transferidos en formato grande. Todos ellos tienen sus habituales títulos
lacónicos que se de acuerdo a una cronología conformada por espacio
y tiempo como es el caso de "Vienna" o "KL 805"
en hojas que proceden de un vuelo a Malasia con el mismo número.Nada
anecdótico está adherido a éstas notas; se trata simplemente de la fijación
del lugar y el momento de la realización de aquellos becetos y su localización
en el tiempo.
La surcesión de espacio y tiempo es captada en el cicio
de imágenes que proveen de los borradores como material de base en la
realización de la pintura dibujada de Jeiter. En la disposición de las
variaciones compositórcas, se manifiesta la revisión des dibuto como
un indicio. El cuadro se desarrolla de los demás dentro de la serie.
Este pone en movimiento a los otros, definiendo su expresión de manera
cuidadosa. Cada uno de los componentes aparecen como a modo de juego
de una composición de superficie con elementos siempre igualmente estructurados.
Varian en posición, impoertancia y superposición. De ésta manera se
forman células indivuduales orgánicas, captadas en una severa estructura
geométrica dentro de la disposición de una serie.
Con sus cogelados ademanes se encuadran entre ellos como un estilo cinematografiado.
Al final está la serie en su totalidad, como pintura dibujada, con su
perfecto y típico acabado.
Annette Siffrin-Peters
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